El tobillo es una de las muchas articulaciones que tiene nuestro cuerpo, y así como no ponemos a los bebés muñequeras para que puedan coger elementos de mayor peso, coger la cuchara o para que puedan gatear, no deberíamos poner «tobilleras» para que puedan caminar. Y es que las botas rígidas hacen precisamente eso, sujetar los tobillos, robarles la libertad y entonces ofrecer la posibilidad de caminar mientras dichas articulaciones no se fortalecen ni «aprenden» a sostener al cuerpo que acompañan.
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