¿Verdura? Pues sí, si le gusta, sí. ¿Fruta? También, si le gusta, también. ¿Ternera? Sí le gusta, sí. Pero si no le gusta, pues ya la comerá… no hace falta torturar a un bebé con ello. Se le ofrece un día, y si no le gusta ya se le dará otra vez otro día, y si tampoco, otro día, pasados unos cuantos en que coman otras cosas… al final, a medida que van repitiendo un sabor, lo acaban aceptando.
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